Los apócrifos han sido utilizados en los últimos años exhaustivamente por la ficción.
Uno de los temas preferidos es la figura de Maria Magdalena y el papel de las mujeres en el cristianismo primitivo: sólo tenemos que recordar El código da Vinci; su supuesta relación con los apócrifos fue destrozada de manera eficaz por Bart D. Ehrman en el libro Simón Pedro, Pablo de Tarso y Maria Magdalena (Ares y Madres).
Peró además, en la literatura apócrifa se encuentran también textos de una misoginia extrema. Está el Evangelio de Tomás donde aparece este pasaje en el cual Simón Pedro se dirige a Jesús para amonestar a Maria Magdalena para que "se vaya de entre nosotros, porque las mujeres no son dignas de la vida".
Ante esta afirmación, Jesús contesta: "Yo la guiaré para hacerla macho, a fin de que ella también se convierta en un espíritu viviente parecido a vosotros, machos. Porqué toda mujer que se haga macho entrará en el reino de los cielos".
Tal como se puede ver, si ya se hace difícil la fe cristiana con los textos canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan), aun se haría mucho mas difícil si se tuviesen que justificar algunas de las palabras y las acciones de Jesús que aparecen en los apócrifos, cosa que demuestra el acierto que tuvieron lo que, entre los siglos II y IV, hicieron la elección oficial.
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