13 febrero 2006

REFUGIADOS DE UN INFIERNO




Adrián Aguilar, un joven gay,
VIH positivo y activista por
los derechos humanos.

Gays perseguidos en sus países mantienen esperanza en las leyes de asilo de Estados Unidos

En México, la vida de Adrián Aguilar, un joven gay, VIH positivo y activista por los derechos humanos, llegó a ser un infierno.

Cuenta que el médico de la seguridad social que lo atendía se burlaba de él diciéndole que se merecía la enfermedad y que, como no iba a vivir mucho, se dedicara a hacer lo que le diera la gana.

En una ocasión, fue detenido sin motivo y encerrado en una celda con una veintena de reos a los que la policía anunció jocosamente: "ahí tienen a un jotito, hagan lo que quieran con él", recuerda Aguilar. "Esa noche fui sometido a abuso sexual por parte de varios presos y al día siguiente, cuando me soltaron, me dijeron que no quedaría ni rastro de que había estado en esa cárcel".

En 1997 Adrián fue invitado a una conferencia sobre temas del sida en Estados Unidos; inmediatamente sintió la gran diferencia entre ambos lugares.

"Aquí me di cuenta del mayor acceso a medicamentos, del trato más humanitario y del desarrollo de los tratamientos que en México ni de casualidad que se mencionaran", explica. "Y pensé: yo no regreso a México a morirme".

Desde ese momento comenzó a luchar para quedarse, saliendo cada seis meses a renovar su visa, hasta que en 2001 salió a Tijuana y estuvo a punto de que le impidieran regresar. Fue entonces que decidió tratar de hacer algo para normalizar su situación, su única posible opción: pedir asilo. Pero era riesgoso, ya que si perdía, sería deportado de inmediato.

El 10 de octubre de 2002, tras una larga lucha legal y mucha angustia, Adrián escuchó de un juez de inmigración las palabras que le devolvieron el alma al cuerpo: "Adrián Aguilar, es un placer darle la bienvenida oficial a los Estados Unidos de América, su caso ha sido concedido".

Aunque el Departamento de Estado estadounidense ha identificado a México como uno de los países del mundo donde gays y lesbianas se exponen a ser víctimas de violencia, y los portadores del virus VIH o los enfermos de sida tienden a ser discriminados, el de Adrián no es un caso común.

"Los jueces tienen miedo de decir que sí al asilo para mexicanos simplemente por tener el virus del VIH ya que piensan que esto va a abrir las puertas y todos los que están en esa circunstancia van a querer entrar", advirtió Víctor Nieblas, abogado de Aguilar. "Tiene que haber otras razones de peso en la petición. Y en el caso de Adrián, fue la combinación de ser gay, VIH positivo y su alta visibilidad como activista de los derechos de un grupo".

No obstante la dificultad en obtener estos fallos, el caso de Adrián Aguilar se constituyó en una esperanza (y un precedente legal) para otros como él.

Apertura reciente

Aunque la inmigración por asilo comenzó a ser aplicada en los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial y particularmente en los años 50 y 60, inicialmente sólo se concedía a las personas que huían de países comunistas en medio de la que aquel entonces era la Guerra Fría y a las personas provenientes de países de Medio Oriente.

Fue en 1980 cuando en Estados Unidos se aprobó la ley con su sentido moderno de hoy: sin exclusividades geográficas y aplicable por igual a personas de todo el mundo, siempre y cuando se cumpliera un requisito general: que la vida o la libertad de la persona estuviera amenazada por su raza, opinión política, religión, nacionalidad o membresía en un grupo social particular.

Pero, por mucho tiempo, eso no incluía a las personas gay. De hecho, las leyes federales de inmigración en vigencia desde principios del siglo XX, afirmaba que "la homosexualidad es una desviación" que excluía a cualquier extranjero de derechos migratorios. Ese "detalle" no se retiró de la ley hasta 1990.

Sin embargo, en 1986, un juez federal tomó una decisión que lo cambiaría todo, abriendo la puerta a que se considerara la persecución por orientación sexual como una razón para el otorgamiento de asilo en los Estados Unidos: se negó a devolver a su país al cubano Fidel Armando Alfonso Toboso, por considerar relevante su temor de persecución por el gobierno cubano debido a su orientación sexual.

En 1994, la procuradora general de la nación, Janet Reno, ordenó que la decisión Alfonso Toboso se convirtiera en un precedente legal ante todos los jueces de inmigración y la oficina de asilo.

Desde entonces, el asilo se ha convertido en una posibilidad para las personas que pueden comprobar haber sido perseguidas en su país por ser hombres gay o lesbianas, y desde entonces se calcula que cientos de solicitantes, de diferentes países del mundo, han logrado obtener asilo por esta razón. No se sabe exactamente cuántos, porque las autoridades de los Estados Unidos no dividen por categoría las estadísticas sobre casos de asilo pedidos o concedidos, según informó Marie Sebrecks, portavoz del Servicio de Inmigración y Ciudadanía de los Estados Unidos, que mantiene las cifras.

Dusty Araujo se dedica a coordinar el programa de documentación para asilo de la Comisión de Derechos Humanos Internacionales para Gays y Lesbianas, con sede en San Francisco. Él se encarga de recabar el material y documentos necesarios para respaldar la petición de asilo y comprobar la actitud discriminatoria de gobiernos o instituciones en diferentes países.

Cada mes, Araujo recibe de 35 a 40 peticiones de documentación. "Sabemos que al menos 800 casos han recibido asilo por estas razones en todo el mundo, y unos 500 y pico en Estados Unidos", señala, aunque indica que eso son únicamente los casos de los que tienen conocimiento. "Puede haber otros".

Desde 94, cuando comenzaron a aprobarse los casos, se han concedido 374 a personas provenientes de América Latina, afirma Araujo, señalando que han ayudado a unos 2,200 latinoamericanos a documentar peticiones de asilo.

"Cada caso tiene sus particularidades. Yo no soy abogado y a mí no me cuentan el caso, pero generalmente, por lo que sabemos, en América Latina se dan casos de golpizas por agentes públicos, falso encarcelamiento, chantaje, robo, amenazas de muerte, etc.", señala Araujo.

En América Latina no prevalecen las leyes contra la homosexualidad que se ven en algunos países de África, Asia y Medio Oriente, pero en la práctica, hay mucha discriminación e incluso persecución y violencia contra gays, señala Araujo.

VIH: doble carga

La situación es más complicada para los peticionarios de asilo con el virus del VIH, ya que según la ley estadounidense, el ser portador del virus es causa de exclusión para extranjeros que quieran entrar a este país. Pero hace unos años los tribunales comenzaron a aplicar el estándar de asilo para personas perseguidas por su estatus de VIH.

"Para inmigrar siendo VIH positivo, incluso si te dan el asilo, tienes que pedir un perdón y demostrar que no eres una carga para el Estado", señala Víctor Nieblas, abogado que representó a Aguilar y ha representado también a otros gays que han pedido asilo político. "Por otra parte, como receptor de asilo tienes derecho a la ayuda pública y si estás enfermo, seguramente la vas a necesitar. Eso causa una grave contradicción para muchas personas".

Por otra parte, no se puede lograr el asilo únicamente por ser VIH positivo, dijo Nieblas. "Después de ganar el caso de Adrián me llegó mucha gente a la oficina buscando que los ayudara a presentar su caso. Pero yo no podía tomarlos porque hace falta comprobar muchas cosas, entre ellas, una persecución directa de la persona".

En los últimos años, ciertas leyes han restringido las posibilidades de asilo. En 1996, la reforma a la ley de inmigración dio apenas un año desde la llegada al país de una persona para que presente su caso de asilo. "Mucha gente tiene miedo y no sabe las leyes, oye rumores y pierde el tiempo. Cuando se viene a dar cuenta, teniendo un buen caso, ya no puede presentarlo, porque ha pasado el año límite", indicó Araujo.

Una ley más reciente, la REAL ID, aumentó el estándar de prueba para casos de asilo, complicando aún más la solicitud y pidiendo una cantidad de documentos comprobatorios que una persona que huye de un país rara vez va a tener, explicó Nieblas.

No obstante, queda la esperanza para muchas personas que han sufrido persecución en sus países por ser gays o tener el virus del VIH, de que sí es posible lograr su inmigración a los Estados Unidos.

"Conozco a varias chicas transgénero que han obtenido asilo y también a un muchacho guatemalteco", señala Adrián Aguilar con cierta satisfacción. "Creo que mi caso, aparte de permitirme respirar tranquilo, ayudó a abrir algunas puertas".

Casos resientes de EU

El tribunal del Noveno Circuito en San Francisco otorgó asilo a un mexicano gay enfermo de sida, revirtiendo las decisiones negativas anteriores de otros tribunales. José Boer-Sedano, de 45 años, luchó durante más de ocho años contra la deportación luego que fue descubierto por las autoridades en 1997, viviendo aquí indocumentado. El juez señaló que existen reportes del Departamento de Estado de los Estados Unidos que demuestran que la violencia contra los gays sigue siendo un problema en México.

El tribunal del Noveno Circuito en San Francisco otorgó asilo a un libanés gay enfermo de sida, afirmando que su deportación significaría la casi segura persecución e incluso la muerte a manos de una milicia islámica en su país. Nasser Mustapha Karounis demostró que podría ser víctima de ataques por parte de las fuerzas paramilitares de Hezbolá y del gobierno libanés, que es abiertamente hostil hacia la homosexualidad.

Un hombre colombiano gay que es VIH positivo tiene pendiente una petición de asilo en los Estados Unidos. Luis Fabriciano Rico, de 38 años, es de Banrrancabermeja, Colombia, y afirma que la persecución de gays en Colombia por parte de la policía y grupos militares y paramilitares, ha aumentado en los últimos años. Él y su pareja, Juan Carlos Rodríguez, eran activistas pro gays en Colombia.

El Tribunal de Apelaciones del Undécimo Circuito desechó recientemente la petición de asilo de un hombre de Zimbabue, residente en Minneapolis, que alegó haber sido perseguido en su país por su orientación sexual y que fue expulsado de la escuela y luego detenido por ser gay. En 1989, el presidente de ese país declaró ilegal la homosexualidad y dijo que "los homosexuales eran peores que cerdos o perros".

Situación en el mundo

Varias naciones consideran que la "membresía a un grupo particular" para asilo por persecución incluye a gays:

Australia, Bélgica, Canadá, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Países Bajos, Nueva Zelanda, Suecia, Gran Bretaña, Estados Unidos y el Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas.

En más de 50 países de Asia y África, la homosexualidad está penada por la ley con sanciones, cárcel y, en algunos, hasta la pena de muerte.

Información extraida de: La Opinion

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